La primera sonrisa, antes de nacer
Los padres son unánimes en este aspecto: todos recuerdan la primera sonrisa de su bebé. Pero debemos remontarnos al vientre materno para hablar de la primera vez que sonríen los niños. Los últimos avances tecnológicos han permitido a los especialistas comprobar que los bebés, cuando se encuentran en el útero materno, tienen ya expresiones faciales, como la sonrisa, lo que se explica como un acto reflejo en su preparación para el nacimiento. El recién nacido mantiene este hábito durmiendo. Esta primera forma de sonrisa o movimiento de labios parece estar relacionado con las sensaciones internas y la actividad del sistema nervioso central. Se trata de una mueca innata y espontánea provocada por una sensación de bienestar.
Después de la segunda semana, los bebés reaccionan a la voz, que les ocasiona la sonrisa. A partir del segundo mes, la sonrisa se agranda y se acompaña de un leve estiramiento de labios.
Entre el mes de vida y el segundo despierta la verdadera sonrisa y ya puede considerarse una auténtica expresión social. Pronto percibe las reacciones que este gesto provoca en los demás.
Pasan de la sonrisa a la risa una vez cumplidos los 4 o 5 meses. El bebé participa de su entorno a través de las eclosiones de felicidad, que manifestará con gorjeos o gorgojitos. Se reirá de situaciones que, paradójicamente, antes no le gustaban, e incluso le asustaban: que mamá se oculte detrás de una servilleta y aparezca, que le hagan cosquillas en la tripa, que papá le lance por los aires, etc. La imaginación y la fantasía del propio bebé también le ayudarán a provocar una reacción de hilaridad: le divertirá el simple hecho de convertir un objeto común como una cuchara en un juguete que vuela como un avión hacia su boca.